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AGUADERAS

¿Salimos?.

Se irán reconstruyendo salidas o llegadas a Beninar, dependiendo, del momento, puesto que nuestro pueblo tiene momentos únicos dependiendo a la hora que lleguemos o a la hora que salgamos del pueblo.

También va a depender en qué estación del año estemos para escoger la hora de salida o de llegada.

Pero en todas las salidas aparejaremos la burra, mi burra, (la tía trina). Le colocaremos la albarda, las aguaderas y dos cántaros, unas buenas hogazas de pan y ella, – mi burra, – será la que cargue, con todas las viandas y tiestos para prepararnos un buen banquete.

La descripción de las recetas, lo dejaremos para otra ocasión.

Nos adaptaremos a la hora que la luna o el sol nos marquen o de ninguno de los dos, de la luz tenue que nos pueden dar las estrellas. Para estas última ocasiones, nos iremos a una de las tantas eras que había en el pueblo.

Visitaremos la vega o visitaremos el secano, todo va a depender, si queremos disfrutar de ambos espacios o se quiere experimentar, en la vega o en el secano, los momentos en los que los benineros, estaban allí presentes, con las albarcas puestas, con la bilbaína, – encasquetada hasta las orejas, – y los perniles de los pantalones arremangados.

En todos los recorridos, nos encontraremos con la imagen de algún beninero, que al escuchar ruido, ha levantado la cabeza, aplaza su trabajo y, permanece erguido, apoyado en el astil de la azada, o el de la horca, contemplando, – desde que aparece el primer ruido hasta que desaparecen de su vista, – a aquel grupo de benineros, que van de excursión.

Las excursiones al campo aparecen en Beninar, cuando llegaban los estudiantes de la capital. Otra forma distinta de “perder el tiempo”, en el campo, – hasta aquellos momentos desconocida para los benineros, – puesto que tanto a la vega como al secano se iba a trabajar.

Por supuesto que las nuevas generaciones no piensen que tanto el secano como la vega, como el río, siempre, mostraban su generosidad. La mayoría de las veces, se resistían, a ser dadivosos.

Tanto la vega como el secano, con cada beninero-a, se parecía a una pareja de enamorados, que emprenden un futuro. ¿Y, …?. Como se solía decir: “De todo nos podemos encontrar en la viña del Señor”.

No se asusten las nuevas generaciones, que como suele ocurrir siempre. ¡Siempre!. Vosotros sois los herederos y por ello, llegaréis en el momento justo de la recolección que es cuando se disfruta.

He visto el maravilloso trabajo que has puesto sobre el esparto. He de contribuir a la descricción de de varios objetos que en tu reportaje no mencionas, como son: los SERONES, que servian para transportar el estiercol que producian todo tipo de ganado; eran de forma rectangular de 1,50, ó 1,70 m. de largo y de 0,90 ó 1,00 m de ancho segun el tipo de caballeria.
Las AGUADERAS se usaban para acarrear el agua para el consumo, eran cuatro, donde se colocaban los cantaros, en forma de hueveras.
Se hacian ESPARTEÑAS, eran una especie de sandalias para los pies.
PLEITA, de unos diez centrimetros de anchura, para hacer queso.
Se hacian toda clase de figuras.